Durante un tiempo, Pablo Emilio Escobar Gaviria, también conocido como el zar de la cocaína, el rey de Medellín, el patrón o el Robin Hood paisa, se hizo pasar por un político y empresario ejemplar en Colombia. Se destacó por su especial predilección por ayudar a las personas con menos recursos en el departamento de Antioquía. Sin embargo, su ascenso al poder se debió principalmente al auge de la cocaína en los años ochenta, convirtiendo a Colombia en la capital mundial de esta peligrosa droga.

La Doble Cara de Escobar

Durante su reinado como el narcotraficante más poderoso del mundo, se estima que Escobar acumuló una fortuna de alrededor de 9.000 millones de dólares, considerada una de las mayores del mundo. Algunas fuentes incluso la aumentan hasta los 25.000 millones de dólares. Pero mientras amasaba su riqueza, Escobar también buscaba mantener una imagen pública positiva al ayudar a las personas necesitadas en su barrio de la infancia, La Paz, construyendo campos de fútbol y viviendas, y relacionándose con personajes televisivos y figuras públicas.

La Caída del 'Patrón'

Sin embargo, esta fachada se desmoronó en 1983 cuando una serie de reportajes revelaron la verdadera identidad de Escobar como el líder del Cartel de Medellín. El Congreso de Colombia decidió retirar su inmunidad parlamentaria y permitir que la justicia lo investigara a fondo. Uno de los políticos que más se destacó en la persecución de Escobar fue el ministro de Justicia Rodrigo Lara Bonilla, quien pagó con su vida al ser asesinado en 1984 por órdenes del narcotraficante.
En 1989, Escobar llevó a cabo un atentado en el edificio del Departamento Administrativo de Seguridad, dejando un saldo de 70 personas muertas. Este acto de violencia generó aún más repudio hacia el narcotraficante por parte de la sociedad colombiana. A pesar de la presión internacional y la ayuda de los agentes de la DEA de Estados Unidos, Escobar logró mantenerse oculto durante varios años, viviendo en constante fuga y cambiando de escondite para evadir a las autoridades.

El Final de Escobar

La situación cambió en 1991 cuando Colombia aceptó la ayuda de Estados Unidos en su lucha contra el narcotráfico y se vio obligada a negociar con Escobar. Como parte del acuerdo, el narcotraficante ingresó a una prisión construida y dirigida por él mismo, conocida como 'La Catedral'. Sin embargo, la vida de lujo que llevaba en la cárcel pronto fue descubierta por la prensa y el Gobierno colombiano decidió trasladarlo a una prisión real. El intento de traslado de Escobar se vio frustrado cuando este secuestró a dos funcionarios del Gobierno y planeó su fuga de la cárcel. El 21 de julio de 1992, Escobar y sus hombres lograron escapar por uno de los muros traseros de la prisión.
Esto marcó el comienzo de una intensa persecución liderada por el Bloque de Búsqueda, una unidad especial formada por policías, militares y agentes de la DEA para dar con el paradero del narcotraficante más buscado del mundo. El Bloque de Búsqueda ofreció una recompensa de cinco millones de dólares por información que llevara a la captura de Escobar. Sin embargo, a pesar de su estatus de fugitivo, el narcotraficante seguía siendo enormemente popular en su ciudad natal, Medellín, lo que dificultaba su captura.

El Legado de Pablo Escobar

Muchas personas preferían buscar las recompensas ofrecidas por el cartel de Escobar, que llegaba a pagar hasta 300.000 dólares por cada agente de la DEA muerto. Pero finalmente, la suerte de Escobar comenzó a cambiar cuando el Bloque de Búsqueda y los Pepes, un grupo paramilitar financiado por el Cartel de Cali, intensificaron su persecución. Escobar se vio obligado a vivir en constante fuga, mudándose casi todas las semanas y perdiendo el control sobre su imperio del narcotráfico. Las autoridades lograron dar de baja a muchos de sus sicarios y jefes militares, y los Pepes se encargaron de destruir sus laboratorios y haciendas, debilitando aún más su organización.
En diciembre de 1993, después de años de búsqueda, el Bloque de Búsqueda encontró a Escobar en una residencia en Medellín. Unos 500 soldados y policías rodearon la casa donde se encontraba el narcotraficante y, tras un enfrentamiento armado, lograron herirlo en el hombro y en el muslo izquierdo. Sin embargo, el disparo que puso fin a la vida de Escobar aún es motivo de debate. Según la versión oficial, uno de los hombres del Bloque de Búsqueda fue quien disparó a Escobar en la cabeza a corta distancia, causándole una muerte instantánea. Sin embargo, han surgido teorías que sugieren que fue uno de los integrantes de los Pepes quien acabó con la vida del narcotraficante. A pesar de las discrepancias, la muerte de Pablo Escobar marcó el fin de una era y el comienzo de una nueva etapa en la lucha contra el narcotráfico en Colombia.
Pablo Escobar dejó un legado de violencia y corrupción en su país, pero también dejó una marca imborrable en la historia del narcotráfico. Su ascenso al poder y su caída han sido objeto de numerosas películas, series y libros, y su nombre aún resuena en la memoria colectiva. Aunque su muerte puso fin a la carrera del narcotraficante más buscado del mundo, el problema del narcotráfico en Colombia continuó y aún hoy en día sus consecuencias se hacen sentir. 
La muerte de Pablo Escobar fue el resultado de una intensa persecución liderada por el Bloque de Búsqueda y los Pepes. Aunque su trágico final puso fin a su reinado como el narcotraficante más poderoso del mundo, su legado continúa siendo objeto de debate y fascinación en todo el mundo.

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