Sucede a menudo que personas con algún problema grave salud deben enfrentarse a un problema mayor: la pérdida del empleo y los ingresos asociados. Ello conlleva muchas veces a la discriminación por motivos de salud en un posible trabajo nuevo y en la dilatación para generar ganancias. 
Sin embargo, en España hay un salvavidas para estos casos: la pensión de incapacidad permanente, otorgada por el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS). Esta cubre la pérdida de ingresos que los trabajadores sufren cuando, debido a una enfermedad o accidente, ven reducida o totalmente anulada su capacidad laboral. 
Esta ayuda financiera, sin embargo, no se otorga de la misma manera a todas las enfermedades. En ese sentido, se puede clasificar la incapacidad de trabajar en relación con la profesión habitual de una persona en tres grados de gravedad, que determinarán el tipo de pensión de incapacidad que se otorgará.

Definición de la gravedad de invalidez

-Parcial: en este caso, se reconoce una disminución de la eficacia laboral de la persona de al menos un 33%, pero se le permite continuar trabajando, bien en el mismo trabajo de una manera más limitada, bien en una labor distinta.
-Total: se refiere a la incapacidad de la persona para llevar a cabo su trabajo habitual, pero se le permite cambiar a una profesión distinta adecuada a su capacidad residual.
-Gran invalidez: en esta situación crítica, el trabajador está incapacitado para trabajar y además necesita la asistencia de otra persona para los actos más esenciales de la vida.
A pesar de la existencia de diversas enfermedades e, incluso, en la misma, la variación en su gravedad provoca que la asignación de la pensión de incapacidad no sea directa. De esto se encargan equipos de evaluación de las distintas direcciones provinciales del INSS.

Enfermedades frecuentes que originan la pensión de incapacidad en España

Las enfermedades más recurrentes fueron recogidas gracias a la agrupación de casos que gestionan despachos de abogados y sindicatos, a su vez, a la percepción de distintas sentencias judiciales. 
Veamos las principales enfermedades por especialidad:

Cardiología

12.000.000 de personas que componen la población española sufre de enfermedades cardiovasculares, de las cuales la cardiopatías, las miocardiopatías, la arterioesclerosis, el infarto agudo de miocardio, la insuficiencia mitral, la arritmia y el dolor de pecho son las que frecuentemente contribuyen a la concesión de la pensión de incapacidad.

Neumología

500.000 personas, según el Eurostat, sufren Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), apnea del sueño, asma laboral, enfisema o enfermedades respiratorias causadas por el amianto,  condiciones significativas para citar como situaciones de discapacidad.

Neurología

El Alzheimer afecta a unas 220.000 personas, el Parkinson a cerca 127.000 y la esclerosis múltiple a unos 506.000 españoles. Estas enfermedades, junto al traumatismo craneoencefálico, la neuropatía periférica, la Miastenia grave, entre otras, son las patologías del sistema nervioso que otorgan un chances mayores de resoluciones positivas, tanto por parte de los jueces como del INSS.

Otras patologías que figuran como causa de incapacidad

Entre otras enfermedades que corren con posibilidades de ser causales de pensión por incapacidad se pueden mencionar: 
  • El síndrome de fatiga crónica.
  • La fibromialgia.
  • La artritis reumatoide.
  • La espondilitis anquilosante.
  • La enfermedad de Crohn.
  • La colitis.
  • La obesidad mórbida.
  • La pancreatitis.
  • El cáncer.
  • La hipoacusia.
  • El síndrome de Méniere.
  • La depresión.
  • El trastorno bipolar.
  • El linfoma.
  • La esclerosis.
  • El trasplante renal.
  • La epicondilitis.
  • El síndrome del túnel carpiano.

La cantidad que se cobra en la pensión por incapacidad

El ingreso de la pensión por incapacidad en España varía ampliamente según el grado de incapacidad reconocido y otros factores, como los años de cotización al sistema de la Seguridad Social y la base reguladora del beneficiario. 
Ahora bien, en términos generales suele ser de la siguiente manera:
  • Incapacidad permanente parcial: se concede una indemnización que equivale a 24 mensualidades de la base reguladora.
  • Incapacidad permanente Total: para profesionales menores de 60 años, la pensión suele ser del 55% de la base reguladora, pudiendo incrementarse al 75% si el beneficiario tiene más de 55 años y se considera que tiene dificultades para encontrar empleo en un campo diferente.
  • Incapacidad permanente absoluta: Se otorga el 100% de la base reguladora.
  • Gran invalidez: Además del 100% de la base reguladora, se incluye un suplemento para compensar a la persona que necesite asistencia de otra.
Es importante destacar que la base reguladora se calcula en función de las cotizaciones previas del trabajador a la Seguridad Social y puede variar considerablemente de un caso a otro. Además, hay mínimos y máximos establecidos por ley que se actualizan anualmente. 
Para obtener una estimación precisa del monto de la pensión por incapacidad, te recomendamos consultar directamente con el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS).

Las pensiones por incapacidad permanente en España

La pensión de incapacidad permanente en el país juega un papel crucial en el sistema de bienestar social, proporcionando apoyo financiero a aquellos que no pueden trabajar debido a enfermedades o lesiones. Este sistema refleja el esfuerzo del país por asegurar que nadie quede desamparado debido a condiciones de salud adversas. 
La clasificación de la incapacidad en parcial, total y gran invalidez permite adaptar el soporte a las necesidades específicas de cada individuo, aunque el proceso de determinación y asignación de estas pensiones puede ser complejo y depender de evaluaciones detalladas por parte de los equipos del INSS.
Las enfermedades cardiovasculares, respiratorias y neurológicas figuran entre las causas más comunes que llevan a la concesión de estas pensiones, reflejando patrones de morbilidad prevalentes en la población española. Además, condiciones como la fibromialgia y el síndrome de fatiga crónica, aunque a menudo subestimadas en su impacto, son reconocidas en el ámbito jurídico y médico como causantes de discapacidad significativa.
Este marco de apoyo a las personas con incapacidad es vital para la cohesión social y el bienestar general, destacando la importancia de sistemas de seguridad social robustos y sensibles a las variadas necesidades de la población.

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