El Síndrome del Intestino Irritable (SIBO) es una afección digestiva que se caracteriza por un crecimiento desmedido de bacterias en el intestino delgado, una anomalía que puede ocasionar síntomas molestos como inflamación en el vientre, diarrea, estreñimiento y un nivel de energía considerablemente reducido. 
En España y en el mundo, el número de personas que padecen de esta dolencia se incrementa con el paso de los años. De hecho, según los profesionales de la Asociación Española de Neurogastroenterología y Motilidad (ASENEM), "el sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO) ha pasado en una década de ser una patología apenas conocida por algunos gastroenterólogos a ser ahora la patología más frecuentemente 'mal' diagnosticada del tubo digestivo".
Para aliviarla, los especialistas proponen mejorar los hábitos dietéticos como enfoque principal de tratamiento. Es por ello que, en este artículo, hablaremos sobre los diez alimentos que contribuyen con esta finalidad.

Proteínas y grasas saludables: combustible sin problemas digestivos

Las fuentes de proteínas que se encuentran en carnes magras, pescados, huevos y tofu son esenciales en una dieta equilibrada para tratar el SIBO. Debido a su bajo contenido en carbohidratos fermentables, estos alimentos no nutren en exceso a las bacterias perjudiciales en el intestino. 
A su vez, suministros como las grasas saludables, presentes en el aceite de oliva, los aguacates, las nueces y las semillas, son generadores de energía y contribuyen a un funcionamiento óptimo del corazón, cerebro y sistema hormonal.

Vegetales: suministro de vitaminas, minerales y antioxidantes

En el caso de los vegetales, se deben suprimir aquellos que tengan un contenido alto en carbohidratos fermentables, como los ajos, cebollas, brócoli, coliflor, espárragos y alcachofas, ya que estos pueden incrementar la proliferación de bacterias dañinas en el intestino. 
Sin embargo, el consumo moderado de zanahorias, berenjenas, calabacines y calabazas puede resultar beneficioso. ¿El motivo? Estos vegetales, para los que se tiene un alto grado de tolerancia, aportan nutrientes vitales y son menos propensos a contribuir con la proliferación bacteriana.

Las frutas: beneficios en dosis controladas

Al igual que los vegetales, las frutas deben ser consumidas con cautela. Aquellas con alto contenido de fructosa como manzanas, peras, sandía y mangos podrían ser difíciles de digerir y fomentar el crecimiento bacteriano. En cambio, se aconseja el consumo de kiwis, bayas y plátanos maduros en pequeñas cantidades, ya que estos proveen nutrientes, son bajos en fructosa y favorecen una digestión más suave.

Lácteos sin lactosa: fuente de calcio y proteínas

Debido a la intolerancia a la lactosa que a menudo se presenta en pacientes con SIBO, se sugiere el consumo de productos lácteos libres de lactosa. Leche, yogur y quesos bajos en lactosa son seguros para el consumo y proveen calcio, proteínas y grasas beneficiosas para la salud ósea y la función nerviosa.

Carbohidratos bien tolerados: energía sin complicaciones digestivas

Los carbohidratos suelen ser fuente de problemas en personas con SIBO. Sin embargo, existen algunos que suelen ser mejor tolerados. Entre ellos se encuentran el arroz, la quinoa, las patatas, batatas y calabaza
Estos alimentos, bajos en carbohidratos fermentables, son fuente importantísima de energía y proveedores de vitaminas del complejo B y minerales esenciales para el metabolismo.

Condimentos: ayudas para la digestión

Algunos ingredientes, como el jengibre, la cúrcuma y el perejil, son aliados en la dieta para SIBO. Estas hierbas y especias presentan propiedades antiinflamatorias y ayudan a mejorar la digestión. Es por ello que son recomendadas en la lucha contra este trastorno digestivo.

Caldo de huesos: fuente de colágeno y minerales

El caldo de huesos tiene una capacidad notable para calmar el revestimiento intestinal, por lo que suele ser un alimento muy beneficioso para las personas que padecen de esta patología. Además, proporciona colágeno y nutrientes esenciales que contribuyen a la reparación y mantenimiento del sistema digestivo.

Probióticos y fermentados: equilibrio de la microbiota intestinal

Los alimentos fermentados y los probióticos favorecen la salud de la microbiota intestinal. Estos microorganismos benéficos fortalecen el sistema inmunológico, mejoran la digestión y la absorción de nutrientes y reducen la inflamación en el intestino delgado. 
Su consumo debe ser asesorado por un especialista ya que, en algunos casos, ciertas cepas pueden no ser beneficiosas y empeorar los síntomas de SIBO.

Cómo enfocar y vivir con SIBO

Aunque no existe una cura definitiva para el síndrome del intestino irritable, como te contamos anteriormente, los síntomas pueden ser efectivamente gestionados a través de un enfoque integral que incluye cambios en la dieta y el estilo de vida. En ese sentido, además de la alimentación, hay otros hábitos importantes que pueden contribuir significativamente a reducir los síntomas del SIBO.

Estrategias de manejo del estrés

El estrés es un desencadenante bien conocido de los síntomas del SIBO. La incorporación de técnicas de manejo del estrés como la meditación, el yoga, ejercicios de respiración profunda y mindfulness puede tener un impacto positivo en la reducción de los episodios de dolor abdominal, diarrea y estreñimiento. 
Estas prácticas ayudan a regular la respuesta del cuerpo al estrés, lo que puede aliviar la gravedad de los síntomas.

Importancia del ejercicio regular

El ejercicio regular es otro componente crucial en el manejo del síndrome del intestino irritable. La actividad física no sólo ayuda a reducir el estrés, sino que también mejora la motilidad intestinal, lo cual puede aliviar el estreñimiento. 
Además, el ejercicio contribuye al bienestar general y puede ayudar a mantener un peso saludable, lo cual es beneficioso para quienes padecen de SIBO.

Buena hidratación

Mantener una buena hidratación es esencial para quienes padecen del síndrome del intestino irritable, especialmente para aquellos que experimentan estreñimiento. Beber suficiente agua a lo largo del día ayuda a mantener las heces blandas y favorece un tránsito intestinal regular. 
Además, es recomendable evitar las bebidas con cafeína y alcohol, ya que pueden desencadenar o agravar los síntomas en algunas personas.

Regulación de los patrones de sueño

La calidad y cantidad del sueño tienen un impacto directo en los síntomas del SIBO. La falta de sueño o un sueño de mala calidad pueden exacerbar los síntomas, mientras que un descanso adecuado puede mejorarlos. 
Establecer una rutina de sueño regular y crear un ambiente propicio para el descanso puede ser de gran ayuda.
Aunque no se puede curar el Síndrome del Intestino Irritable, un enfoque integral que incluya una dieta adecuada, manejo del estrés, ejercicio regular, buena hidratación y patrones de sueño saludables puede hacer una gran diferencia en la calidad de vida de las personas afectadas. 
Trabajar en conjunto con profesionales de la salud para adaptar estas estrategias a las necesidades individuales es esencial para gestionar efectivamente esta condición.

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