En un inusual y fatal accidente, Kyler Efinger, un ciudadano estadounidense, encontró la muerte tras ser succionado por la turbina de un avión en la pista del Aeropuerto Internacional de Salt Lake City, Utah. 
Efinger en una escena grabada y difundida por Twitter (X), se ve que intenta acceder a una salida de emergencia, y la golpea repetidamente con sus zapatos hasta que logra forzarla.
Luego recorrió la pista y corrió hacia la aeronave, un acontecimiento que quedó registrado por las cámaras de seguridad del aeropuerto, donde se le ve paseando por la pista hasta acercarse al avión que ya estaba en comienzo del proceso de despegue, por tanto con las turbinas a máxima potencia. 
Aunque no se ve en la escena, posteriormente, los responsables de seguridad del Aeropuerto Internacional de Salt Lake City indicaron que la turbina succionó su cuerpo que fue encontrado dentro de la turbina.
Pese a los intentos de reanimación, el hombre de 30 años fue declarado muerto en la escena. 
Este incidente pone en relieve las medidas de seguridad y las consecuencias que pueden desencadenar actos imprudentes en entornos aeroportuarios.
 

¿Los peligros ocultos de las turbinas de avión en máxima potencia?

En el mundo de la aviación, la seguridad es primordial, y uno de los aspectos menos conocidos por el público general, pero extremadamente peligroso, es la proximidad a las turbinas de avión cuando están a máxima potencia. Estos motores, fundamentales para el funcionamiento de cualquier aeronave, generan una fuerza de succión y expulsión de aire tremendamente potente. Esta fuerza puede resultar fatal para cualquier persona o objeto que se encuentre demasiado cerca.
El principal riesgo asociado a las turbinas en pleno funcionamiento es la fuerza de succión. Esta puede ser tan intensa que es capaz de arrastrar objetos pesados, equipaje y, en casos extremos, hasta personas. Esta succión no solo representa un peligro directo de ser absorbido por el motor, sino que también puede provocar la proyección de objetos a gran velocidad, lo que aumenta el riesgo de lesiones graves o incluso fatales para quienes se encuentren en las inmediaciones.
Además, el ruido producido por las turbinas a máxima potencia es otro factor de riesgo. Los niveles de decibelios pueden alcanzar cifras extremadamente altas, lo suficiente como para causar daños auditivos permanentes. Es esencial que el personal de tierra y los pasajeros mantengan una distancia segura para evitar la exposición prolongada a estos niveles de ruido. Además, la vibración y el calor emitido por los motores pueden crear condiciones ambientales adversas, lo que añade una capa adicional de peligro.
Por último, es vital recordar que la seguridad en el entorno aeroportuario es responsabilidad de todos. Las señalizaciones y advertencias en torno a las áreas restringidas cerca de las turbinas en funcionamiento están puestas por un motivo muy importante: proteger la vida de las personas. 
Respetar estas normas y mantenerse siempre alerta son acciones clave para evitar accidentes trágicos. La fascinación por la aviación nunca debe eclipsar la importancia de la prudencia y el respeto por los peligros inherentes a estos poderosos motores.

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