El baño en la playa no siempre fue una actividad recreativa común en España. 
En realidad, la costumbre de zambullirse en las costas españolas se forjó lenta y delicadamente a lo largo del siglo XIX, iniciándose con los aristócratas que se atrevieron a romper con los siglos de prohibición anclada en temores y prejuicios sociales. 
El Sardinero, en la ciudad de Santander, se convirtió en el epicentro de esta transformación cultural. 
La tradición de las familias españolas de ir a la playa para disfrutar del sol y el mar no tuvo su inicio hasta principios del siglo XIX, en pleno florecimiento de la burguesía y el auge de las ciudades balneario. 
En ese contexto, el Sardinero se destacó siendo la primera playa en acoger a los pioneros bañistas provenientes del interior del país. 

La acogedora playa de El Sardinero 

La 'Gaceta Médica', revista pionera en publicaciones relacionadas a la salud y la medicina, describía en su edición del 20 de julio de 1849 a la playa del Sardinero como un lugar listo para recibir a los bañistas gracias a los ómnibus que partían hacia allí desde la ciudad y viceversa cada media hora. 
La playa contaba con atractivas casetas independientes dispuestas para recibir a las señoras y caballeros. Incluso, ofrecía opciones para almuerzos y meriendas a sus visitantes. A pesar de la idílica imagen que la 'Gaceta Médica' plasmaba en sus páginas, solo los miembros de la nobleza y la burguesía pudiente podían permitirse el lujo de desplazarse hasta la costa por aquel tiempo. 

El difícil camino hacia la popularización de los baños en la playa 

El acceso a las playas para disfrutar de baños de mar se fue popularizando con el paso del tiempo. Sin embargo, aquel primer escenario de bañistas en las costas, lejos de ser un espectáculo de trajes de baño y cuerpos al sol, estaba repleto de gente sumergida en el agua completamente vestida. 
La costumbre de bañarse en el mar no se estableció completamente hasta principios del siglo XIX, cuando los bañistas empezaron a utilizar trajes de baño. Fue un proceso lento y arduo, marcado por siglos de prohibición y prejuicios que situaban al mar como un entorno peligroso y oscuro. 

¿Por qué estaban prohibidos los baños en el mar? 

A lo largo de la Edad Media y hasta bien entrado el inicio de la época moderna, el mar fue visto con desconfianza y temor
La antigua Roma, que consideraba el baño en el mar como una actividad saludable y lúdica, habría quedado asombrada ante la virulenta prohibición que tomaría lugar en los siguientes siglos. Una prohibición que se extendió hasta que el Sardinero comenzó a acoger a los bañistas en España. 

El Sardinero: Cuna de la tradición veraniega en España 

El Sardinero se convirtió, así, en el primer destino playero costero de los españoles. 
Un lugar que inició una tradición que se extendió a lo largo del siglo XX con el ascenso de la clase media y el surgimiento de las vacaciones estivales. 
Es en este marco que comprendemos mejor la importancia del Sardinero como pionero en acoger los primeros baños marítimos de la población. 
Un legado playero que perdura hasta el día de hoy, no solo en Santander, sino en todas las costas españolas. Por ello, cuando visitamos el Sardinero o cualquier playa española, estamos disfrutando no solo del sol y del mar, también estamos al tanto de una rica tradición que comenzó allí hace más de un siglo.
 

¿Cómo es la playa de El Sardinero en la actualidad?

La Playa del Sardinero en Santander es un destino icónico que combina la belleza natural con un legado histórico y cultural. Esta playa, conocida por su arena fina y dorada, se extiende a lo largo de la costa oriental de la ciudad, integrándose perfectamente en el entorno urbano, ofreciendo un escenario perfecto tanto para el descanso como para diversas actividades al aire libre. Con una longitud de aproximadamente 1.300 metros, la Playa del Sardinero es amplia y acogedora, permitiendo a los visitantes disfrutar de un espacio cómodo y relajante.
En cuanto a su estructura actual, la Playa del Sardinero se divide en dos zonas principales: la Primera y la Segunda Playa del Sardinero, separadas por los hermosos Jardines de Piquío. La Primera Playa, históricamente frecuentada por la nobleza, es un lugar vibrante y social, donde las actividades como el juego de pala y el surf son comunes. La Segunda Playa, en cambio, es más extensa, con 1.000 metros de longitud, y era tradicionalmente el lugar de encuentro para el pueblo llano. Ambas playas están equipadas con servicios modernos y ofrecen acceso facilitado para personas con discapacidad.
El entorno de la Playa del Sardinero es también notable por su arquitectura y su significado histórico. Edificaciones como el Gran Casino de Santander y el Hotel Real, junto con palacetes como la Casa Pardo, ofrecen un vistazo al pasado aristocrático de la zona. Esta mezcla de historia, cultura y belleza natural hace de la Playa del Sardinero un lugar único y encantador para visitar en la actualidad.

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